
El monstruo Verde sentado en su silla, al sufrir un estornudo perdió la moneda.
La moneda verde, al salir de su boca se fue por la alcantarilla, dicen que fue un estornudo.
Y así fue cómo mi alcancía en forma de sapo verde de repente estornudó arrojando por los aires esa extraña moneda.
Juntaba monedas en una gran bolsa, todavía lo veía verde pero sabía que llegaría el momento. Una mujer estornudo y lo despertó.
La moneda verde, al salir de su boca se fue por la alcantarilla, dicen que fue un estornudo.
Moreno, Ornella, 2013
Y así fue cómo mi alcancía en forma de sapo verde de repente estornudó arrojando por los aires esa extraña moneda.
Oliverio Melisa, 2013
Juntaba monedas en una gran bolsa, todavía lo veía verde pero sabía que llegaría el momento. Una mujer estornudo y lo despertó.
Silvina Martinez, 2013
Mensaje, por Thomas Bailey Aldrich
Una mujer está sentada sola en una casa. Sabe que no hay nadie más en el mundo: todos los otros seres han muerto. Golpean a la puerta.
Sueño de la mariposa por Chuang Tzu
Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado que era una mariposa o si era una mariposa y estaba soñando que era Tzu.
El rey más feliz
Este era un rey que no tenía ministros ni
caballeros.
Solo
tenía un castillo y un buen cocinero.
Así que
era un rey feliz con los más exquisitos buñuelos.
Feo, feo
Pues éste era un hombre tan feo, tan feo
que incluso los ogros, cuando lo veían,
se morían de miedo.
Mensaje, por Thomas Bailey Aldrich
Una mujer está sentada sola en una casa. Sabe que no hay nadie más en el mundo: todos los otros seres han muerto. Golpean a la puerta.
Los fantasmas y
yo,
por René Avilés Fabila
Siempre estuve acosado por el temor a los fantasmas,
hasta que distraídamente pasé de una habitación a otra sin utilizar los medios
comunes.
Sueño de la mariposa por Chuang Tzu
Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado que era una mariposa o si era una mariposa y estaba soñando que era Tzu.
Por
inseguridad de la mano, por María Silvia Pérsico
Retrifao
en su tristeza, sorteó la suerte cuando la mina lo encaró diciéndole: ¡Qué va
cha cher, macho menos!
A
la vuelta de la esquina, bajo el farol, lo esperaba Margot, como siempre.
No
era para menos, se había rifado la vida y el tiro le entró en el vientre, por
inseguridad de la mano.
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