
Su familia fue capturada y llevada a distintos campos de concentración alemanes. El único sobreviviente de los ocho escondidos fue Otto Frank, su padre.
Ana fue enviada al campo de concentración nazi de Auschwitz el 2 de septiembre de 1944 y, más tarde, al campo de concentración de Bergen-Belsen, donde murió de tifus en marzo de 1945, pocos días antes de que éste fuera liberado. En 1947, apenas dos años después de terminada la guerra, Otto
publicó el diario bajo el título La casa de atrás.
http://www.centroanafrank.com.ar/museo
http://www.centroanafrank.com.ar/museo
Ya había concurrido al museo, una casa donada por una familia judía para su posterior utilización y leído el libro hace bastante. Cuando llegué , vi que estaba todo como la primera vez que había ido. Entré y comencé a recorrer la línea del tiempo, la cual era explicada mediante fotos y con la palabra de una guía. La misma comenzaba con la vida de Ana desde chica, su familia, su casa, lo que le gustaba hacer, etc., hasta el momento en que se tuvieron que mudar porque a Margot, la hermana de Ana le había llegado una citación del gobierno alemán
Luego vimos un video de la vida de Ana, su familia y los demás “reclutados” por así decirlo, en el anexo. La visita concluyó yendo al jardín, en donde nos mostraron un árbol de castaños, fue un gajo traído del verdadero árbol de castaños que miraba Ana desde la ventana del altillo.
El Museo de Ana Frank es uno de los más lindos que visité. Si bien ya había ido, volver a ir me generó la misma sensación que la primera vez. Se me erizo la piel. Tal vez la gente no se da cuenta de lo que fue, o lo que es, lo que significa, porque en muchos lugares sigue pasando esto.
Quizás el hecho de que hayan muerto miles de personas no te hace recapacitar, pensarlo, tener esa empatía, pero al leer el diario, o ir al museo, te lo hace volver a pensar, querer hacer algo para cambiar, interesarte más, seguir buscando, averiguando, porque es algo que pasó y pasa, contado por una niña. Que en vez de estar encerrada y ver un simple árbol de castaños, porque para muchos es eso, y me incluyo, esa niña y muchísimos más tendrían que haber estado en el patio, en la calle, jugando, leyendo un libro, paseando libremente, porque al fin y al cabo eso es lo que hacen los niños de su edad.
El Museo de Ana Frank es uno de los más lindos que visité. Si bien ya había ido, volver a ir me generó la misma sensación que la primera vez. Se me erizo la piel. Tal vez la gente no se da cuenta de lo que fue, o lo que es, lo que significa, porque en muchos lugares sigue pasando esto.
Quizás el hecho de que hayan muerto miles de personas no te hace recapacitar, pensarlo, tener esa empatía, pero al leer el diario, o ir al museo, te lo hace volver a pensar, querer hacer algo para cambiar, interesarte más, seguir buscando, averiguando, porque es algo que pasó y pasa, contado por una niña. Que en vez de estar encerrada y ver un simple árbol de castaños, porque para muchos es eso, y me incluyo, esa niña y muchísimos más tendrían que haber estado en el patio, en la calle, jugando, leyendo un libro, paseando libremente, porque al fin y al cabo eso es lo que hacen los niños de su edad.
Yanina Bonelli, 2015
Cuando la profesora nos comunicó
que visitaríamos el Centro Ana Frank Argentina sentí cierta curiosidad por
saber con qué nos encontraríamos. Durante los días siguientes a la
noticia, estuve buceando por internet e investigando más sobre dicho
centro. Así descubrí que se trataba de
un lugar que, además de ofrecer visitas guiadas, brindaba espacios para la
reflexión sobre la diversidad, la discriminación, la violencia, la justicia,
entre otras temáticas. Además, allí existe un área de capacitación docente que
propone diversos cursos como “Infancias y juventud en debate”, “Ana Frank y la
escritura como práctica de libertad”, “Diversidad y convivencia en el aula”, y
demás. Por otro lado, el centro también posee muestras itinerantes que
promueven los derechos humanos y la no discriminación. En la página web no
muestran muchas fotos sobre el Centro y la visita en sí, aumentando más mi
curiosidad. Con toda esta información recolectada quede expectante a la visita.
Las semanas pasaron, y llegó el día
pactado para el encuentro. Particularmente, fue un día un poco más largo que lo
común, ya que me había tocado trabajar doble turno. Por lo general, solo
trabajo por la tarde, pero ese día tuve que cubrir una suplencia por la mañana.
Mi mochila venía más cargada y pesada que lo de costumbre. Salí del trabajo y
me dispuse a caminar las largas cuadras que me separaban desde el jardín hasta
la parada de colectivo de las líneas 114 y 107. Cualquiera de estas líneas me
acercaban al Centro Ana Frank. En mi cabeza no tenía muy precisa la dirección,
pero sabía que era cerca del Hospital Pirovano, lugar que ya conocía.
Mientras esperaba que alguno de
los colectivos apareciera, me puse a buscar en mi celular la ubicación
correcta. A los minutos, ambas líneas de colectivo se hicieron presentes. Subí
al móvil que estaba más vacío, aunque no me pude sentar. El cansancio del doble
turno se estaba haciendo sentir. Si bien me sentía segura y tranquila con el
viaje, seguí el recorrido del colectivo desde el mapa del celular. Fue un viaje muy breve, a las pocas cuadras
ya me estaba bajando. Desde la parada caminé unos metros sobre la calle Superí,
buscando la numeración indicada. Era un barrio de casas añejas. Mientras
caminaba, divisé un cartel con la foto de Ana Frank, y luego de éste una reja
negra me daba la bienvenida al centro. Era una casa antigua con paredes color
amarillo, muy bonita tanto por afuera como por dentro. La puerta estaba sin
llave y entré por mí misma. Adentro, la profesora y una mis compañeras se
encontraban en el salón principal. Silvia, nuestra profesora, me invitó a que
dejara la mochila en recepción, junto con las pertenecías de ellas. En ese
momento me negué. Pensé: Si yo pude pasar así nomás, sin tocar timbre, sin que
nadie me viera, acá puede pasar cualquier persona. No voy a dejar mis cosas por
ahí.
Eran minutos antes de las seis, y mientras esperábamos a que llegaran las demás compañeras, comenzamos a recorrer la habitación. A lo largo de sus paredes se emplazaba una línea de tiempo que ofrecía transitar el contexto histórico y la vida de Ana Frank al mismo tiempo. Esta línea de tiempo estaba compuesta por fotos y aclaraciones escritas en la pared. Era una propuesta muy interesante, que permitía comprender la historia en su conjunto. Poco a poco fui leyendo los textos, y mirando atentamente cada detalle de esas fotografías. Había comenzado a recorrer la línea de tiempo proyectada en esa hermosa sala, cuando apareció una guía. Ella sería nuestra primera guía de la visita. Resulto ser una colega estudiante del profesorado de nivel inicial. Esperamos unos minutos más a nuestras compañeras, y cuando se hicieron las seis de la tarde comenzamos oficialmente la visita guiada.
Eran minutos antes de las seis, y mientras esperábamos a que llegaran las demás compañeras, comenzamos a recorrer la habitación. A lo largo de sus paredes se emplazaba una línea de tiempo que ofrecía transitar el contexto histórico y la vida de Ana Frank al mismo tiempo. Esta línea de tiempo estaba compuesta por fotos y aclaraciones escritas en la pared. Era una propuesta muy interesante, que permitía comprender la historia en su conjunto. Poco a poco fui leyendo los textos, y mirando atentamente cada detalle de esas fotografías. Había comenzado a recorrer la línea de tiempo proyectada en esa hermosa sala, cuando apareció una guía. Ella sería nuestra primera guía de la visita. Resulto ser una colega estudiante del profesorado de nivel inicial. Esperamos unos minutos más a nuestras compañeras, y cuando se hicieron las seis de la tarde comenzamos oficialmente la visita guiada.
La guía inició su recorrido por
el principio de la línea de tiempo propuesta. Pronto pude darme cuenta de que en
su relato no se refería a todas las lecturas y fotografías expuestas. Esto me
desconcertó un poco. No quería perderme nada, entonces comencé a escucharla al
mismo tiempo que intentaba leer y ver las fotografías a las que no había hecho
referencia. Confieso que se me hizo algo difícil. Por otro lado, mi mochila
comenzaba a molestarme, no lograba que se quede apoyada en el piso, y debía
sostenerla entre mis piernas. Me sentía algo cansada de todo ese día, me
molestaban las piernas de estar parada, y se me dificultaba continuar el hilo
de la exposición. La última parte de ese recorrido se me hizo algo disperso. Sin
embargo, logré comprender la historia en su conjunto, recordar detalles
olvidados, conocer algunos otros, y reencontrarme nuevamente con la historia y
vida de Ana Frank.
Durante esta primera propuesta se
fueron sumando las compañeras que faltaban. Una lo hizo casi al comienzo del
recorrido, otra en el final. Cuando ya estábamos por concluir, apareció otra
guía que le recordó a quien se encontraba con nosotras, que debía irse. Nuestra
primera guía nos invitó al piso de arriba. Allí decidí no acarrear más con mi
pesada mochila, y la dejé junto a las de mis compañeras. Nos trasladamos a una
habitación con una computadora, un proyector y unas gradas para sentarse. La
guía número 2, prefirió mostrarnos la réplica del refugió. Así que, nos
trasladamos hacia otro sector de ese primer piso.
Esta segunda parte de la visita, se inició en una réplica de la biblioteca que escondía el refugio de los Frank, en la fábrica de pectina. Con un breve relato, la muy joven guía nos adentró en lo que sería el refugio. Luego, movió la biblioteca, y quedó al descubierto la entrada al escondite. Ingresamos por ella, y lo primero que vimos fue la sala de estar y cocina, junto con lo que sería la habitación de Peter Van Pels. Allí nos sentamos en unos puff blancos, y la guía nos explicó sobre ese sector del refugio, como eran los días en él y algunas características del mismo. Luego pasamos a lo que sería la habitación de Ana. En ella pudimos ver la cama y el escritorio. En este se encontraba un diario similar al que escribía Ana Frank. El mismo poseía algunas páginas escritas que reproducían a las de nuestra protagonista. La réplica estaba muy bien lograda. Los elementos de la época y la ambientación reflejaban fehacientemente como fueron los días en este. Por momentos hasta podía sentirse el olor a humedad. Allí dentro, poniéndome en el lugar de Ana, y de esa historia vivida por miles de personas, sentí como la angustia se hacía presente. Tanto tiempo encerrada esperando con esperanza que esa situación termine. Sin embargo, lo que más me impacientó fue el encierro, no poder ver la luz del día, no sentir el aire, ni la lluvia. Esa sensación me desesperaba de solo pensarlo.
Esta segunda parte de la visita, se inició en una réplica de la biblioteca que escondía el refugio de los Frank, en la fábrica de pectina. Con un breve relato, la muy joven guía nos adentró en lo que sería el refugio. Luego, movió la biblioteca, y quedó al descubierto la entrada al escondite. Ingresamos por ella, y lo primero que vimos fue la sala de estar y cocina, junto con lo que sería la habitación de Peter Van Pels. Allí nos sentamos en unos puff blancos, y la guía nos explicó sobre ese sector del refugio, como eran los días en él y algunas características del mismo. Luego pasamos a lo que sería la habitación de Ana. En ella pudimos ver la cama y el escritorio. En este se encontraba un diario similar al que escribía Ana Frank. El mismo poseía algunas páginas escritas que reproducían a las de nuestra protagonista. La réplica estaba muy bien lograda. Los elementos de la época y la ambientación reflejaban fehacientemente como fueron los días en este. Por momentos hasta podía sentirse el olor a humedad. Allí dentro, poniéndome en el lugar de Ana, y de esa historia vivida por miles de personas, sentí como la angustia se hacía presente. Tanto tiempo encerrada esperando con esperanza que esa situación termine. Sin embargo, lo que más me impacientó fue el encierro, no poder ver la luz del día, no sentir el aire, ni la lluvia. Esa sensación me desesperaba de solo pensarlo.
Al concluir con esta parte de la
visita, volvimos a la sala con las gradas. Allí, la misma guía puso a reproducir
un video y nos adelantó que duraría media hora. Cerró la puerta dejándonos
solas. El video era un resumen de todo lo visto a lo largo de la visita. Se
parecía mucho a lo que la primera guía nos había mostrado en esa sala de planta
baja, pero en formato digital. Desde un relato apoyado en imágenes, se exponía
el contexto histórico y cultural que se vivía al mismo tiempo que se
desarrollaba la vida de Ana Frank. Así trascurrieron esos minutos. Todas en
silencio observábamos con atención el video. Al finalizar el mismo, la guía
número 3 se hizo presente. Ella fue la única que se presentó como debe ser. Nos
invitó a reflexionar sobre lo que habíamos visto. Todas nos quedamos mudas.
Particularmente, me dio vergüenza, no esperaba que me hagan hablar sobre el video
y me intimidé aún más. Nuestra profesora dijo algunas palabras y se la pudo ver
completamente movilizada. Por sus dichos, el video le permitió sentir una
relación entre lo vivido por Ana y la situación generada durante la última
dictadura militar. Esto me dejo pensando sobre las similitudes que comparten
estos dos momentos históricos de diferentes latitudes, idiomas, culturas.
Finalmente, esta tercera guía nos invitó al jardín. Al entrar allí, lo primero que me sorprendió fueron la gran cantidad y variedad de plantas que había. Ella nos guió por un camino de concreto, hasta un incipiente árbol. Este no era cualquier árbol. El mismo era un retoño del famoso castaño que Ana veía desde la ventana del altillo. Ese árbol que era su nexo con el afuera. La guía nos comentó que hacía unos años, el castaño verdadero se enfermó y, entonces, la casa central Ana Frank decidió realizar estos retoños y enviarlos a cada uno de los centros en el mundo. Y allí estaba, ese pequeño haciéndole frente a esta nueva tierra, clima y aire. En ese mismo lugar, tuvimos unos momentos de reflexión donde cada una pudo expresar lo que se llevaba de la visita. Luego regresamos a la recepción, tomamos nuestras cosas, abonamos la entrada, y nos despedimos.
Finalmente, esta tercera guía nos invitó al jardín. Al entrar allí, lo primero que me sorprendió fueron la gran cantidad y variedad de plantas que había. Ella nos guió por un camino de concreto, hasta un incipiente árbol. Este no era cualquier árbol. El mismo era un retoño del famoso castaño que Ana veía desde la ventana del altillo. Ese árbol que era su nexo con el afuera. La guía nos comentó que hacía unos años, el castaño verdadero se enfermó y, entonces, la casa central Ana Frank decidió realizar estos retoños y enviarlos a cada uno de los centros en el mundo. Y allí estaba, ese pequeño haciéndole frente a esta nueva tierra, clima y aire. En ese mismo lugar, tuvimos unos momentos de reflexión donde cada una pudo expresar lo que se llevaba de la visita. Luego regresamos a la recepción, tomamos nuestras cosas, abonamos la entrada, y nos despedimos.
Me pareció una propuesta muy interesante la planteada por el Centro Ana Frank, ya que permite generar lazos entre el contexto histórico y el relato de la protagonista. Muchas veces estos detalles se escapan cuando uno lee el libro. Por otro lado, el ambiente es muy acogedor, y la réplica del refugio es impresionantemente real. Me resulto algo redundante el video final, ya que fue prácticamente igual a la exposición de la primera guía. El cambio de guías no favoreció la visita, ya que por momentos se repetían las exposiciones, quedando algunos detalles inconclusos. Asimismo, no me gusto que las guías en su mayoría no se presenten con su nombre, y por momentos sentía que se estaban dirigiendo a grupos de alumnos de 15 años. Más allá de eso pude disfrutar la visita, y conocer un lugar que seguramente por mi misma no hubiese asistido.
Yamila Roldán, 2015
Muchas eran las ganas que tenía y a la vez era mucha la incertidumbre de no saber con qué iba a encontrarme al entrar en el museo.
Al entrar nos presentaron la casa y nos comentaron qué es lo que íbamos a presenciar. Se nos acercó un chico y comenzó a narrar la historia de Ana Frank y, paralelamente, nos contaba lo sucedido durante el período del nazismo en Europa.
Eran sinceramente impactantes las imágenes que esa línea de tiempo pintada en las paredes nos mostraba, como también era chocante la carga histórica que cada foto contenía. A medida que iba narrando, la piel se me erizaba y mis oídos no podían comprender lo que estaba sucediendo.
Al terminar la narración histórica subimos hacia la réplica del escondite de la familia “Frank”.Era muy fuerte imaginarse lo que esa familia había padecido y la naturalidad con que al final vivía todo ese calvario.
Poder observar su cama, escritorio, sentir la sensación de no poder ver bien por la escasa luz son pequeños detalles que hacían más real todo lo que observábamos.
Por último nos invitaron a ver un video que resumía y reafirmaba todo lo que nos habían mostrado anteriormente.
Fue verdaderamente impactante verlo y terminar de comprender aquello que había pasado; intentar entender por qué lo habían hecho y, tristemente, no encontrar respuesta lógica alguna.
Moreno, Ornella, 2013
...
...
Al llegar ese miércoles al museo y entrar, vi inmediatamente una gran sala con grandes paredes blancas cargadas de palabras e imágenes.
La curiosidad por saber qué decían esas paredes me invadía a cada momento. En ese instante el chico que nos contaría la historia de Ana se acercó y nos explicó cómo sería la visita.
Enseguida comenzamos a recorrer esa sala. Cuando las primeras palabras salieron de la boca del guía, supe que esa historia de vida me causaría mucho interés y que me atraparía desde el primer momento.
Luego de escuchar la vida de Ana, subimos al segundo piso donde nos encontramos con una replica del escondite en el que ella estuvo, junto a su familia escondida. Al pisar ese lugar, enseguida sentí que ese sitio era especial, lo sentía como si hubiera sido el verdadero escondite. La ambientación de esas paredes y las palabras del guía me transportaban a la época de Ana, todo era casi igual a lo que me imaginaba de ese sitio.
Luego de recorrerlo vimos un video que resumía toda la visita al museo y, para finalizar, pasamos por el jardín de la casa donde se encontraba plantada una rama del árbol original del "escondite de atrás" de Ana. Me movilizó, ver ese brote ya transformado en un arbolito; que me hacia sentir aún más cerca de esa historia que sonaba lejana en tiempo y espacio, pero a la vez tan cerca dentro de las paredes de ese museo.
Oliverio Melisa, 2013
...

“El terror se basa en la incomunicación, rompa el aislamiento. Rodolfo Walsh”
La frase escrita en una pared, invadió sus ojos, que la veían alejarse desde el colectivo. El libro en sus manos mostraba la foto de una niña contenta sin preocupaciones, se llama Ana, y tan sólo unos años después de su muerte será conocida mundialmente por su diario. Las palabras del diario convertido en libro cuentan una historia que podría encajar en otro contexto, pero no, están en la Alemania nazi de 1944, en plena Segunda Guerra Mundial y reflejan la vida y el miedo de muchas personas que tratan de salvar su vida escondiéndose. Y en esa vida a escondidas nos muestra las discusiones, alegrías, tristezas y conflictos diarios de una familia.
El diario de Ana Frank deja al descubierto una cruda verdad, triste y fuerte pero necesaria, quizás lo más interesante del libro es cómo logra expresar sentimientos tan comunes y diarios de una niña de 13 años y de su entorno cercano, cómo en medio de tanta persecución, la vida continua y hay que vivirla todos los días.
Y dentro de ese contexto y de las historias diarias que lo componen, el libro nos pone de manifiesto el régimen nazista en su esplendor, y sirve no sólo como referencia histórica sino que es la forma de transmitir la realidad de una época que, aunque nos quede lejos en el tiempo y en la distancia, debe ser parte de cada persona, porque cada uno de nosotros somos parte de esta sociedad y la vamos haciendo cada día, por eso es muy importante, que la historia sea parte de nuestro presente, que esté firme en nuestra memoria, y esa es la garantía de que no volverá a ocurrir.
Este libro rompe con el aislamiento, y comunica la terrible persecución del nazismo hacia los judíos, y hacia todos aquellos que por decisión de Adolf Hitler y sus seguidores, no merecían ser parte de la raza humana; llegó a todos los rincones del planeta, comunicando e informando, entendiendo que ésta es la única manera se seguir adelante conscientes de nuestra historia, buscando construir un mejor futuro.
Silvina Martinez, 2013

Parque de la Memoria
...Nos reunimos en un punto en común con mi compañera de clase. Luego nos tomamos el 107 hasta llegar a la terminal de Ciudad Universitaria. Al bajar tuvimos que caminar 200 metros hasta el lugar donde la profesora nos dijo que nos encontráramos.
El Parque de la Memoria es un Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado, un espacio público de catorce hectáreas de extensión, ubicado en la franja costera del Río de la Plata de la Ciudad de Buenos Aires. Fue construido en memoria de las Víctimas del Terrorismo del Estado en el año 1998. En este lugar se pueden observas los nombres de las personas que desaparecieron o fueron asesinados en esa época
Fue creado con la idea de establecer un lugar de recuerdo, homenaje, testimonio y reflexión.
Nos fuimos dirigiendo hacia las esculturas. A medida que nos parábamos en cada una, leíamos lo que habíamos anotado.
La primera fue la escultura de “Arte callejero”. 53 carteles viales de 2,60 m c/u. hierro galvanizado y laminado refractivo. Reconstrucción al retrato de Pablo Miguez de Claudia Fontes reflejos de agua del Río de la Plata sobre acero inoxidable pulido; “Pensar es un hecho revolucionario” de Marie Oresanz de acero corten.
Esta obra fue concebida específicamente para el lugar de su emplazamiento: el Río de la Plata, sitio adonde fueron arrojadas muchas de las víctimas y referente simbólico del Monumento. Se basa en el retrato de Pablo Míguez, un adolescente desaparecido.
...Me pregunté cómo habían hecho para anclarla en el río y que se mantenga intacta, como su hubiera una superficie debajo.
Siguiendo el recorrido del Parque, nos encontramos con la sala PAYS “Presentes ahora y siempre”, un espacio para la reflexión y el debate de una memoria colectiva a través del arte, la investigación y las actividades educativas. Fue inaugurada en el 2010. Con tres salas relacionadas, la primera contenía cintas de película que formaban una instalación de arte. Luego entramos en otra sala que estaba toda oscura y donde se podía ver la historia de lo que ocurrió en esa década.
En otra sala se encontraba la instalación sonora que cuenta la historia de los familiares sobre lo sucedido. Al costado había una base de datos de consulta pública, donde da la oportunidad al visitante de buscar información sobre los desaparecidos y muertos por la Dic tadura militar.
Mientras veíamos las esculturas, observábamos los muros con los nombres de los desaparecidos, asesinados y detenidos.
Cuando salimos de la sala, volvimos hasta el comienzo donde estaban las esculturas y nos detuvimos en dos: “Sin título” de Roberto Aizenberg- de bronce laminado: 3,90 x 5 x 1,70 m. obra realizada a partir de un boceto del artista. Y las últimas,“Victoria”, de William Tucker- de hormigón blanco y piedra partida de 7,60 x 6 x 1,30 y “Monumento al escape”, de Dennis Oppenheim- de vidrio laminado y materiales varios de 6x7x 2,80m.
Marie Orensanz (argentina, 1936).
"Sustentada en una frase que resume el espíritu de la época, la obra de Orensanz pone el énfasis en el concepto mismo que propone como objeto de reflexión. La escultura está compuesta por dos bloques contiguos que presentan un texto calado que se lee en el vacío y se completa con el paisaje circundante que le sirve de fondo.
La pieza ha sido emplazada de manera que el espectador recomponga el texto en su mente y participe en el proceso implícito en su significado. La obra refiere al poder de las ideas y a la censura que operó durante la dictadura sobre el libre pensamiento".
Grupo de arte callejero (Argentina)
999–2010 | intervención urbana. 53 carteles viales de 2,60 m c/u. hierro galvanizado y laminado reflectivo
"Esta instalación se apropia del lenguaje de las señales de tránsito y se vale del poder de síntesis de la imagen para establecer una comunicación eficaz con el espectador. los carteles proponen un recorrido por la historia argentina reciente. Cada una se completa con un texto escrito que, a modo de anclaje de sentido, enlaza diversas voces en torno a la problemática del terrorismo de Estado en la Argentina".
·
Claudia Fontes (argentina, 1964)
Reconstrucción del retrato de Pablo Míguez
"Esta obra fue concebida específicamente para el lugar de su emplazamiento: el Río de la Plata, sitio adonde fueron arrojadas muchas de las víctimas y referente simbólico del Monumento. La pieza propone una operación conceptual que articula la aparición y la desaparición y se basa en el retrato de Pablo Míguez, un adolescente desaparecido. Para la realización de esta escultura, Fontes emprendió un trabajo de investigación que incluyó tomar contacto con la familia Míguez, entrevistarse con sobrevivientes que compartieron el cautiverio en la ESMA con Pablo y consultas al Equipo Argentino de Antropología Forense, todas tareas que le permitieron sortear obstáculos técnicos en el proceso de reconstrucción del rostro del niño".
· William Tucker (estados unidos, 1935)
1999–2001 | hormigón blanco y piedra partida. El artista proyectó una forma geométrica quebrada e incompleta, que alude a las vidas truncadas de los desaparecidos. El proceso de construcción de la obra guardó una estrecha relación con su significado simbólico. Se excavó un molde en el terreno con la forma geométrica quebrada y se volcó hormigón dentro de él. Una vez seco el cemento, la pieza fue izada verticalmente y el molde excavado fue rellenado con piedras partidas. Así, el alzado de la pieza aludió metafóricamente al desentierro de todo aquello que, durante la dictadura, permaneció oculto, reprimido o secreto.
v puedo decir que la obra que me llamó más la atención fue la de Claudia Fontes, ya que me pregunté, además de cómo fue construida, cómo hicieron para edificarla en el río y que se mantenga intacta como si hubiera una superficie debajo.
Bárbara Benitez, 2015
En la entrada del museo. María Silvia Pérsico y Claudia Loyola, las profes. |
Lo conocimos y recorrimos la muestra sobre Cortázar.
“Rayuela, una
muestra para armar”
Esta muestra
homenajea esa vocación lúdica y propone al visitante distintos recorridos: el
que le dicte la habitual distribución del espacio, el que propone el tablero
con las estaciones numeradas o el que sugieran sus ganas y curiosidad.
El museo está pensado
como un recorrido para la cultura nacional, por la experiencia de nuestra
condición de hablantes y de lectores. Para ello las muestras incorporarán arte,
tecnología, pedagogías y reflexiones de distintas disciplinas, proponiendo al
visitante una relación interactiva e invitándolo a que se reconozca como
creador y depositario de un tesoro común.
Su estructura se
divide en:
Planta baja.
Formas artísticas,
tecnológicas, escrituras, imágenes.
Se narra en este
piso una historia de los orígenes de lo español, en Europa y luego de su
generalización como lengua colonial en América. Junto a esa historia, el
visitante encuentra juegos que aluden a la multiplicidad de orígenes de nuestro
léxico actual y a la polifonía de nuestra sociedad.
Bajo rampa.
Lo que cambia, lo
que permanece, lo que se dona y circula. Lenguajes para recorrer el de la
historieta, con sus palabras que son marcas de época; el de los gestos que son
de nuestra oralidad cotidiana y los de los grandes humoristas argentinos, el de
las radios en sus distintos momentos y géneros. Galería risueña y memoriosa de
nuestra lengua, en lo que las palabras resuenan siempre como propias.
Primer piso.
Los libros, el
museo invita a un recorrido particular por algunos libros editados en la
Argentina o que tuvieron efectos relevantes sobre nuestra cultura. Las obras
editadas son organizadas por núcleos temáticos: traducciones; libros
prohibidos; Escrituras de emergencias; El Martin Fierro y su crítica; Los
nuevos públicos; El libro como pedagogía política.
También hay un mapa
celeste de las editoriales de nuestro país, con autores, libros y catálogos.
Salas de exposición
temporaria.
Allí se presentó a “Julio Cortázar” en el segundo piso, y “Leónidas Lamborghim” en el subsuelo. En ellas se programan muestras destinadas a distintos temas, pero que continúan la propuesta interactiva de las exposiciones permanentes.
RAYUELA, UNA
MUESTRA PARA ARMAR, se presentan como quiera el visitante o lo que propone la
muestra; el tablero:
Subsuelo:
2-3-4-5-6-7-8-9 (sala permanente)
Planta baja:
1-17-22-23-11-12-10-19-14-18- (sala permanente)
Vereda: 21
Bajo rampa: 17-13
1º piso: 25-16
2º piso: 20-24-15.
SALA CORTÁZAR, sala de exposición temporaria.
Si el juego de la
muestra cortazaniana enlaza fragmentos y restos, si quiere que el espacio se
convierta en una lúdica poesía, en el segundo piso llega al momento del OTRO
CIELO. No el cielo de las religiones, tampoco el de los astrónomos, ni siquiera
el de la rayuela. Se trata del cielo de los bibliófilos, del cielo de los
lectores que cultivan la pasión por las primeras ediciones o las publicaciones
originales- se puede ser lector sin ese culto, se puede abonar esos entusiasmos
sin amor a la lectura- . El otro cielo está hecho, amorosamente, de libros.
Creo que aquí esta esa posibilidad de
invitarnos a la lectura sin necesidad de ser un practicante diario de la
lectura, sino por la simple curiosidad de querer saber, de ver porque este
autor es tan difundido y reconocido. Dejarse atrapar por la curiosidad y ser
envueltos por la lectura de las palabras, dejarse asombrar por lo nuevo y ahí
(lo digo desde lo personal), está la magia del otro cielo, que al entrar te
guste y te quieras quedar dentro de las palabras, de los significados, de
sensibilidad, del lenguaje y la escritura.
"Y porque se ha salido de la infancia,
(...) se olvida que para llegar al cielo se necesitan, como
ingredientes,
una piedrecilla y la punta de un zapato".
una piedrecilla y la punta de un zapato".
Julio Cortázar Rayuela
Así describe Julio Cortázar al juego en su novela Rayuela, publicada en 1963:
Así describe Julio Cortázar al juego en su novela Rayuela, publicada en 1963:
"La rayuela se juega con una piedrita que hay que empujar con la
punta del zapato. Ingredientes: una acera, una piedrita, un zapato, y un bello
dibujo con tiza, preferentemente de colores. En lo alto está el Cielo, abajo
está la Tierra, es muy difícil llegar con la piedrita al Cielo, casi siempre se
calcula mal y la piedra sale del dibujo. Poco a poco, sin embargo, se va
adquiriendo la habilidad necesaria para salvar las diferentes casillas (rayuela
caracol, rayuela rectangular, rayuela de fantasía, poco usada) y un día se
aprende a salir de la Tierra y remontar la piedrita hasta el Cielo, hasta
entrar en el Cielo".
Cortázar hace de la literatura, con Rayuela, una experimentación lúdica.
Inventa lenguajes: el gíglico, el ispanoamerikano, la atribución de haches, el
juego delo cementerio, el de las preguntas-balanza. Éste es el juego armado con
el diccionario, donde se enlazan definiciones de alguna palabra con otra
alfabéticamente cercana. Aquí, algunas preguntas-balanza y luego el espacio
para que inventes la propia.
El juego del cementerio consiste en abrir al azar el diccionario y armar frases con la serie
alfabética de palabras ofrecida por la página abierta.
Este juego fue utilizado para armar las actividades el día del
centenario del Normal 10.
Se armó en biblioteca un espacio de poesía y del juego del cementerio.
Para trabajar desde Cortázar y desde la poesía ya que en ese momento había un
concurso en la institución referido a la poesía, para los alumnos del nivel
terciario, también para incentivar a los alumnos a que participen, con la
temática de “El otro en el espejo” y presentándoles las pautas del concurso.
Utilizar el espacio en biblioteca dividiendo “el cielo” en estas dos
temáticas: poesía y el juego del cementerio.
Volviendo a Cortázar, trabajamos con el cuento: “No se culpe a nadie”
pudimos explorar la forma de escritura, y además, de dejarnos su marca
surrealista, nos marca un tiempo y un espacio, va de lo real, a lo fantástico,
utiliza una sintaxis y una puntuación no convencional.
Nos describe tan bien la escena, que nos envuelve en su narrativa
fantástica, empezando desde lo más natural, a lo extraño.
Hace pensar al lector, lo hace cómplice, crea un contacto directo entre
el lector y la narración, dejándonos en este cuento un final abierto, con las
posibilidades que le quiera dar el lector.
2014
...
LA SEMANA DE LA DANZA- 29 al 3 de abril 2013
Esta experiencia me resultó de gran utilidad, permitiéndome obtener familiaridad con esta danza tan particularidad como el tango y comprendiendo el sentido subjetivo que da forma y sentido a los procesos sociales.
Específicamente fui el día martes 30 de abril, junto a mis compañeras, mi profesora y otro grupo de chicas. Por ser la semana de la Danza, nos encontramos para poder disfrutar de las clases de tango dadas por la Profesora Marisa Galindo en su estudio de Belgrano.
Sentí que conseguí tener mi momento de danza. La coreografía, diseñada a partir del abrazo de la pareja, fue sumamente compleja y vergonzosa a la vez.
Durante toda la clase de tango, creo que pude considerar al cuerpo como un organizador de la comunicación en un contexto mediado por la danza, un espacio de interacción y vinculación social.
Pude destacar que el elemento comunicacional del tango, es vivido como un lenguaje corporal compartido. Y que la gente baila, como es la personalidad de cada uno. Mientras observaba y participaba en la clase, pude notar algunas características de la personalidad, como las debilidades, las fortalezas, la timidez y también se sumaba la alegría.
Se destacaba que era el hombre quien guiaba a la mujer, coordinando los pasos, ya que para la mujer pareciera resultar más sencillo seguir a su pareja, dejándose llevar. Ambos parecieran expresar que se trataba de una experiencia emocional muy intensa, lo aprecie aun más viendo bailar a la profesora.
...El proceso de aprendizaje del tango es un transcurso en el cual aprendemos a conocernos nosotros mismos logrando una mayor conexión con nuestro mundo interior, descubriendo nuevos aspectos de nuestra propia identidad, analizando nuestros miedos y resistencias a partir de la danza y también los “bloqueos” corporales que a veces nos suceden.
A su vez, el lugar de baile fue un espacio en el que se establecieron nuevas formas de reflexión y de comunicación con uno mismo y con los demás.
Bailar especialmente a mí me genera mucho placer (el poder aprender algunos pasos), te olvidas de los sentimientos y a la vez vienen recuerdos que te llenan de emoción y te dan ganas de seguir aprendiendo. Bailando descubrí un montón de cosas de mi misma, y era como que las cosas que aprendía para el baile después las llevaba a la vida. Por ejemplo: Creo que el tango adopta así la forma de un espacio significativo, tiene además otra peculiaridad, y es que el momento preciso de la comunicación corporal sucede exclusivamente entre dos personas. El reto de acompasarse a otro cuerpo es técnico, pero también humano. Está muy buena la comunicación, el estar siempre a la escucha. ...Me parece que es importante no sólo en la danza sino en la vida, porque el no entenderse, el no llegar a un acuerdo es terrible. Ceder y dar es vital. Acá es una danza, pero si uno lo piensa como en la vida es muy importante. Lo tomaría como una metáfora de la vida. Y el abrazo es primordial porque a partir de ahí pasa la comunicación también.
...El bailar sensibiliza, hace aflojar las emociones, te transporta (etapas anteriores “niñez”). Cuando termina la música una descubre que la angustia desapareció pero los recuerdos siguen.
...Pienso que
María Isabel Cueto, 2013
Con la prof. Patricia Gómez y la anfitriona
Museo De Arte Español
Museo De Arte Español
Enrique Larreta
Consigna:
·
Durante la salida al Jardín Andaluz,
registrar palabras o frases sueltas que plasmen lo que podemos observar
alrededor y lo que nos provoca el lugar.
·
Relatar una historia que surja de estas
palabras y sensaciones.
Misterio en el Jardín
Desde hacía mucho
ya, un hombre de camisa venia lidiando
con una vida fatal llena de responsabilidades, mucho trabajo, y mucha gente a
su alrededor, pero ninguna que quisiera realmente ser parte de su vida.
Siempre pasaba por la
puerta de un gran museo y olía un hermoso perfume a flor pero nunca se detuvo a
ver qué era lo que lo provocaba
Un día agotado de
todo decidió relajarse y descubrir aquel aroma que tanto le llamaba la
atención. Al entrar allí, él se vio solo, con la inmensa naturaleza a su
alrededor el sol iluminaba cada árbol y
arbusto de aquel hermoso paisaje, llenándolo aún mas de vida y en donde los
gorriones paseaban por cielo alejándose
de él.
En un sector de aquel parque él vio caer a la vez crecer
aquellas flores de primavera, que al tocarlas se podía apreciar los pétalos de
aquella bella creación. Cansado de
caminar se quito el saco y desajusto su corbata, y se dirigió hacia el ombú, un
árbol tan grande como antiguo en el que encontraba compañía, allí se relajo y
se durmió.
Al rato, abrió sus ojos y observo que nada había
cambiado, continuaba solo, empezó a explorar el lugar para ver si alguien se
encontraba allí, pero solo lo acompañaba la pura tranquilidad que transmitía el
lugar.
Comenzó a ver que
todo estaba acompañado, miro hacia una pared y vio a las famosas ramas que se
entrelazaban entre sí, escuchaba como los pájaros cantaban a su alrededor
intentando comunicarse, y hasta llego a ver una araña intentaba comerse a una
mariposa. Todo estaba unido, y él seguía
solo; A la espera de alguien o algo.
Lo único que estaba
buscando era un poco de felicidad, pero lo que consiguió fue un estado de
tristeza y desesperación, que provoco que corriera por todos lados, corrió por
entremedio de los arbustos y se sentía atrapado como si aquellos fueran un
laberinto sin salida, sentía a su alrededor una soledad y silencio absoluto.
Después de tanto
correr, choco con una palmera que sobresalía de la tierra y se interponía en el
camino de cualquiera que pasara por allí. En aquel momento paró su trayecto y
fijo su vista a lo lejos en un pequeño teatro solitario y se dirigió hacia
allí.
Una gota comenzó a caer sobre sus mejillas. Se
sentó en una de las tantas sillas vacías y volvió a cerrar los ojos, pero esta
vez sin ninguna esperanza. Pero algo había cambiado, comenzó a oír el sonar de
las piedras del parque, con suaves y misteriosos sonidos de los pies sobre
ellas, pies ajenos a los suyos. Rápidamente, giro la cabeza en esa dirección y
vio pasar a una mujer con un vestido que rozaba el suelo.
Ella corrió hasta
llegar a la galería y allí lo espero. Mientras su enamorado iba en camino las
mayólicas oscuras se iluminaron de color, los bancos vacíos se poblaron de
personas y todo el silencio se había convertido en murmullos y risas.
Al cruzarse las
miradas ambos corrieron hasta encontrarse. Y la mujer decidida y con entusiasmo
dijo:
-
¿Porque has tardado tanto? Hace tiempo que aquí
te espero. -
El hombre sintió aquel perfume que tanto le gustaba y dijo:
-
Esa fragancia era producto de tu esencia, era la
señal que cada día me dabas para que viniera a buscarte.
A lo que ella
respondió:
-
Yo sabía
que llegarías pero esperaba el momento en el que realmente estuvieras
preparado, la fragancia era un llamado, pero nunca había sido atendido hasta
hoy.-
Desde ese día las almas del hombre de traje y la mujer de vestido
largo se entrelazaron para siempre y aquel gigante y hermoso jardín fue testigo
de este nuevo amor.
Ayelén Arcidiácono, 2013
Ir al cine a ver Alicia detrás del espejo
Desde nuestra humilde opinión, tanto la película Alicia en el país de las maravillas como Alicia a través del espejo fueron espectaculares, tanto en la trama, que nos mantuvo siempre expectantes, como en lo que respecta a la producción, vestuario, maquillaje y efectos especiales.
Si bien la película toma como fuente de inspiración el libro de Lewis Carroll, no le es fiel al mundo creado por el autor, eliminando la obra literaria de origen, aunque rescatando ciertos aspectos y personajes del libro que desarrollan una historia totalmente inventada.
Una de nuestras compañeras fue al cine sin haber visto la película anterior, por lo que no contaba con un punto de comparación, pero en cuanto a lo que respecta a Alicia a través del espejo, y según lo cual coincidimos todas, es que te atrapa la trama y la importancia que se le da al lugar de la familia, algo que Alicia, la protagonista, resignifica y soluciona a partir de lo que le sucede dentro de ese otro mundo al cual ella logra acceder.
La película Alicia a través del espejo, nos gustó aún más que la primera, ya que son los mismos personajes que la primera, pero tienen diferentes participaciones que en la película anterior.
La acción de estos personajes nos llevó a pensar en más de una oportunidad la relación que existe entre hermanos, la importancia de entender que aunque sea una mínima acción propia ésta puede cambiar vidas, que el tiempo no es tirano, según entendía Alicia, sino que somos nosotros mismos los que le damos un mal uso y le quitamos importancia; que no podemos cambiar el pasado pero sí aprender de él, y que el tiempo siempre da oportunidades antes de quitar; que no debemos nunca callar nuestros sueños y, a pesar de no saber lo que sucederá mañana, hay que disfrutar el aquí y el ahora, con nuestros seres queridos porque, quizás mañana no haya lugar para arrepentimientos.
El final fue interesante. En un principio, no estuvimos de acuerdo, ya que cada una lo había interpretado a su manera. Conversando más tarde, coincidimos en que la sociedad no entendía lo que le sucedía a Alicia, la juzgaban y la consideraban “loca”, por lo que ella tuvo que despedirse de ese mundo fantástico para vivir bajo las reglas de la “normalidad” y ser aceptada dentro de la sociedad. Finalmente, cuando Alicia sale de ese mundo fantástico, logra resolver diferencias con su mamá y comprende que debe disfrutarla y valorar el tiempo que está con ella.
Yamila Medina, Carolina Moyano Vigo, Jennifer Baez, 2016.
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